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sábado, 19 de febrero de 2011

De Hegemonías y Ficciones


La baja de edad de imputabilidad y su ambigua discusión. La inseguridad y el rol de los medios masivos de comunicación. Eduardo Duhalde, trabajo esclavo y un juego de ajedrez donde el peón Venegas pasó a ser la reina atacando para un jaque. El debate progresista y los derechos humanos.

En estas últimas semanas hemos observado instalarse una ambigua discusión sobre la baja de imputabilidad y el fantasma siempre tan rentable de la inseguridad. Referentes de los polos políticos más diversos han instalado por estos días un reestreno que hace mucho tiempo estuvo en cartel. Lo peor de esto es la manipulación con la cual accionaron los voceros oficiales de la conservadora derecha argentina, es decir aquellos que con la bandera de periodismo independiente se convierten en los aliados más fuertes de estos sectores políticos, empresariales, sociales e internacionales.
Frente a esto, el “Colectivo Derechos Humanos de Ayer y de Hoy”, entiende que desde los sectores populares debemos dar una batalla cultural, poniendo sobre la mesa la verdadera discusión. Por esto, debemos decir, que la discusión no es la baja o no a la edad de imputabilidad, sino Mano Dura vs. Intervención Social. Es en este sentido que dilucidamos que en lo simbólico hay una voz unidimensional que se impone en los colectivos sociales con un mensaje límpido: este es, La estigmatización de los jóvenes, la estigmatización de las clases populares, la estigmatización de aquellos que cometen delitos, la estigmatización que disfraza hábilmente un sesgo de discriminación, que dolorosamente se impone de manera naturalizada como una regla social a cumplir.
Por supuesto que como organismo de derechos humanos nos posicionamos desde la intervención social. Entendemos que cuando una persona comete un delito, en lugar de estigmatizarlo como hacen los medios de comunicación haciendo una entrevista a los familiares de la víctima post-hecho, se debería analizar las complejas situaciones sociales, económicas, políticas, culturales que hicieron que esta persona cometiera ese delito. Esta forma, de no estigmatización, sino de contención social, nos posibilita pensar en un modelo sustentable que permita reducir las brechas sociales existentes en nuestro país. Por el contrario, los sectores más reaccionarios de la Argentina, plantean crudamente que se debe excluir de la sociedad a aquellos que realizan delitos. Es aquí donde, entonces, marcamos el segundo dato: para nosotros la cárcel debería ser un lugar de rehabilitación para que, luego de cumplir la condena, esa persona pueda reintegrarse a la sociedad. No entendemos la cárcel como la Inquisición de la Edad Media que quieren realizar los sectores antes mencionado.
Y es en este momento cuando nos preguntamos ¿bajando la edad de imputabilidad logramos combatir la inseguridad? Por último debemos reconocer que en materia de inseguridad falta mucho, pero que la creación del ministerio de seguridad, y la correspondiente designación de Nilda Garré (que dicho sea de paso debemos agregar que a partir de la creación del ministerio, aumentaron mediáticamente los casos de inseguridad ¿casualidad?), como también el envío de gendarmería a las calles sin armas, dan muestras de una mayor contención social (y no represión).
Cerrando este tema, es menester decir que la manipulación de los medios masivos de comunicación hace elevar un sentimiento de miedo a la sociedad. Pero por esto es preciso mencionar que Argentina se encuentra entre los tres países con menor tasa de homicidios del continente americano. La derecha ve a estas personas como el requecho de la sociedad, como la enfermedad a exterminar, nosotros los vemos simplemente como personas que son sujetos de derechos.

En estas últimas semanas hemos sido partícipes de la visibilización de la existencia de trabajo esclavo en el siglo XXI (Si señores, la edad media sigue moribunda). Dos detalles relevantes sobre este tema: los medios masivos de comunicación no reflejaron en ningún momento estos hechos; y además “diario La Nación” defendió a Nidera sobre estos hechos ya que dicha empresa tiene un jugoso contrato de auspiciante con el diario de Bartolomé Mitre.
Ahora les narro un cuento, una historia cómica: Federación Agraria y Sociedad Rural (hasta el 2008 enfrentadas), relativizaron el concepto “esclavo”, y, por si fuera poco, diputados de fuerzas políticas opositoras no sabían nada sobre esta realidad (realidad sobre la que desean trabajar a partir del 2011, pero que raramente desconocen, y por la cual solo hacen promesas sobre el bidet como dice la canción de Charly García). Pero continuemos con el cuento, la Uatre, supuestamente la rama sindical defensora de los derechos de los trabajadores, nunca denunció nada al respecto, nunca le interesó la representación sindical frente a sus adheridos trabajadores, sino que siempre fueron los prostitutos de la patronal. Y es en este momento donde tenemos un detalle que hará un giro en esta historia: el referente de la Uatre es el “momo” Venegas.
El señor Venegas es la pata burócrata sindical que propaga la candidatura de Eduardo Duhalde a la presidencia de la nación. En este sentido, el ex presidente promete paz y orden, dos conceptos que conocemos mucho en nuestro país con la instalación de la cosmovisión conservadora de 1880; mi pregunta sería ¿Duhalde y Venegas están en contra de la esclavitud? ¿A qué se refiere cuando habla de Orden?
Duhalde es el mismo que derribó a De la Rúa, que mandó “guardianes de la patria” para crear una variedad de hechos luego de lo del parque indoamericano, reforzando una supuesta idea de caos. Su pollo sindical es Barrionuevo, pero en los últimos meses Venegas pasó de ser un simple peón a ser la reina en posición de jaque intentando quebrar la realidad contrahegemónica construida. Bueno, Venegas y Duhalde se plantaron desmintieron la existencia de esclavitud, junto a los medios masivos de comunicación y las patronales golpistas. La única parte que no cierra es porque la CGT sacó un comunicado solidarizándose con Venegas (alguien me lo puede explicar).

Como último tema quería hablar de los 76 vetos de Macri, pero me di cuenta que no vale la pena. Es por esto que nos gustaría tocar el tema sobre el supuesto debate progresista. En las últimas dos semanas, hablaron en “Palabras más, Palabras menos”, Pino Solanas, Martin Sabatella, Margarita Stolbizer y Luis Juez. Con respecto a esto nos gustaría preguntar que es progresismo, y progresismo respecto a qué ¿al gobierno? Lo preguntamos porque entendemos que era fácil ser progresista en los ´90, ¿pero que es ser progresista hoy? ¿Votar a favor de la composición de comisiones en la cámara legislativa, apoyando al peronismo federal, la UCR, el PRO, (grupo A), votar la aprobación de la ley desestabilizadora del supuesto 82% móvil, Votar en contra de la resolución 125, Votar en contra de la ley de servicios audiovisuales de comunicación en el caso de Stolbizer es ser progresista? De manera probada tanto pino como Stolbizer son la pata progresista de la derecha. Reconocemos que no son lo mismo que Duhalde y Macri, pero votando igual que estos sectores duros de la oposición se convierten en caballitos de batalla de la derecha. Distinto a esto es Sabatella, que analiza el proceso de una manera correcta y que entiende que la profundización no se hace jugando con la derecha. Por lo anterior preguntamos, más allá de la historia de cada uno (que la respetamos como en el caso de Pino), ¿Son progresistas en la actualidad, analizando el proceso y el campo de aliados, tanto Pino, Stolbizer y Juez? ¿O son indirectamente la pata progresista de la derecha, donde se diferencia Sabatella con una verdadera postura progresista?

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