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jueves, 20 de enero de 2011

El relato de las madres,


Como reconocen las madres no fue fácil comenzar a comunicarse. Las primeras marchas fueron silenciosas, dando vueltas alrededor no de la Pirámide sino del monumento de Belgrano, más cerca de aún del poder genocida. En fila, de a dos, agarradas de los brazos, las Madres comenzaban a permanecer en la Plaza. Luego entendieron la posibilidad de dar a conocer su reclamo, a los vecinos, en cada barrio, en las esquinas; entonces hacían en sus casas unos dibujos en cartulina, como tarjetas donde le agregaban la frase: "tengo un hijo desaparecido".
También recogiendo quizás parte de la cultura popular, escribían con la misma frase los billetes y los hacían circular cuando hacían las compras para la casa. A la distancia, esta acción concreta de denuncia tiene una connotación muy particular: eran amas de casa a las que le habían secuestrado a sus hijos y denunciaban el hecho escribiendo de su puño y letra el dinero, símbolo mismo del capitalismo, sistema responsable de la implementación del genocidio. Así, en 1977, con la aparición de este grupo de mujeres como consecuencia de la desapación de los hijos, y su encuentro en la plaza , comienza el relato de las Madres.
Hebe de Bonafini dice "otra cosa que se inventó fue escribir el dinero, los billetes, poner primero "tengo un hijo que se llama tal y se lo llevó tal fecha la policía"; esciribías todos los pesos que tenías en tu casa y salíamos todas juntas a la feria (...); entonces, en épocas de plena represión asesina, el que lo recibíua quería pasarlo y deshacerse rapidito del mismo; circulaba por eso muy rápido y esto era muy bueno porque lo leía muchisima gente".

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